A
poco más de 600 kilómetros al norte de la Ciudad de México, en lo que fuera un importante centro minero, se encuentra Zacatecas,
una ciudad que refleja todo el esplendor de la colonia. Para muchos esta es la ciudad más majestuosa del Virreinato, cuyo
destino lo marcó la abundancia de plata en su cercana serranía.
De ese auge quedaron importantes construcciones en cantera rosa, casonas con
balcones de hierro forjado, muchas de ellas en estrechas calles empedradas y su atmósfera de ciudad palaciega.