El estado de Querétaro conserva para propios y visitantes su historia entre las calles
cubiertas con adocreto de cantera rosa. Sus iglesias, monumentos y leyendas, para revivirlas y crear un ambiente romántico,
tranquilo y apacible. Es agradable y emocionante visitar sus templos y misiones que conservan el aroma del incienso y sus
muros que parecen narrar en silencio las historias de sucesos que dieron orígen a nuestras tradiciones.
Querétaro es un tapete tejido de matices entre lo barroco de su arquitectura, lo
moderno de sus plazas comerciales y sus atractivos naturales, decorados por la calidez de su pueblo, su música y su gastronomía.
Todos los sentidos se deleitan en este estado, integrándonos como un hilo más al tapete, los visitantes sienten en Querétaro
su hogar y en su gente su familia.
En Querétaro no existe un día igual a otro, ni una ciudad igual a otra, ni un edificio
igual a otro, es un constante descubrir y descubrir que despierta el deseo de vivir cada día a toda su intensidad y esperar
el amanecer con la emoción de abrir los ojos para disfrutar de las nuevas aventuras que nos depara el nuevo día.